José Ingenieros, El hombre mediocre, ed. Losada, Bs. As., 1983.
En 1913 en Madrid se editan El Hombre Mediocre, Criminología, Sociología Argentina y Principios de Psicología. José Ingenieros ha trabajado duro en el exterior. Le ha dado forma definitiva a los tres últimos. Y el inicial es la primera vez que se publica. Se trata básicamente de su curso de 1910 sobre psicología del carácter dictado en la cátedra de Psicología, en Filosofía y Letras. Es un libro distinto dentro de la retórica del autor. Marca un antes y un después en sus formas e intenciones. Había comenzado siendo una psicología de ciertos caracteres, los de la mediocridad, y al desplegar sus rasgos se transforma en un apasionado tratado que intentará estigmatizar la rutina, la hipocresía y el servilismo, como dice el autor en la Advertencia del texto.
Exponiendo las características del hombre inferior, del mediocre y el superior genera un poderoso tratado de crítica de la moral. Ingenieros estaba dolido y se había alejado del país por haber sido objeto de «…un acto que considero de inmoralidad gubernativa, e irrespetuoso para mi dignidad de universitario…». En efecto, a pesar de ser designado en primer lugar por el Honorable Consejo de la Facultad de Medicina para la titularidad de la cátedra de Medicina Legal, el presidente de la nación, Saenz Peña, designa a otra persona. La implícita dedicatoria y la consecuente descripción son claras: el hombre mediocre es Saenz Peña. Y los ejemplos de hombres superiores son D.F. Sarmiento y F. Ameghino, que ocupan sendos capítulos de la obra. Prohombres muy estimados por Ingenieros, porque, además de representar el genio, sintetizan un linaje al cual Ingenieros quiere pertenecer. Tanto en sus formas científicas como en el carácter visionario de sus obras. La construcción de la ciencia y la nacionalidad, dentro de ciertas formas filosóficas y políticas es la continuidad de la cual se siente heredero. Y a la cual aportará todas sus energías.
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